Los usos de la inteligencia artificial parecen ilimitados, porque, aprovechando la tecnología, se realizan aplicaciones específicas por campos de actividad que permiten avances.
Hablamos de algunos tan variados como las telecomunicaciones, la agricultura, la logística y el transporte, las finanzas, la educación, la sanidad o las ventas.
Para resumir los múltiples usos de la IA, los englobamos en capítulos destacados.
Asistencia
En este apartado, destacan asistentes de voz como Alexa, Siri, Cortana o Google Assistant.
Han vivido un auge en los últimos años, sobre todo a medida que hemos aprendido a sincronizarlos con otros aparatos de la casa para ampliar sus posibilidades.
Aunque por ahora ejecutan comandos sencillos, como reproducir una lista musical, se prevé que incorporen los últimos avances de la IA generativa (como ChatGPT) y amplíen mucho sus funcionalidades.
Contactos, comunicaciones y búsqueda de información
Es un capítulo amplio que también podría englobar a los asistentes de voz. La IA ya se aplica (o se prevé que lo haga próximamente) a tareas cotidianas como realizar una búsqueda en Internet, ampliar información sobre un producto o servicio, obtener sugerencias, contestar un correo o hacernos un selfi.
Los chatbots interactivos son un ejemplo de ello y, en su momento, supusieron una novedad que todo el mundo quiso implementar.
Generación de contenidos
El campo que, sin duda, más ha dado que hablar últimamente, sobre todo tras la irrupción de ChatGPT en escena.
Se trata de un chatbot especializado en el diálogo, de manera que es capaz de emitir textos naturales y coherentes en tiempo real tras registrar la petición del usuario.
Puede pedirle desde ideas de temas para una fiesta temática a texto que resuman en un número de palabras concreto un episodio histórico de su país.
No solo hablamos de texto. OpenAI, la organización que está detrás de ChatGPT, también ha desarrollado Dall·E2, que genera imágenes a partir de una descripción introducida en formato texto por el usuario.
De ahí que se hayan abierto muchas posibilidades en cuanto a la generación de contenidos, que ahora explotan campos como el marketing.
Consumo y compras
Las funciones de la inteligencia artificial pueden ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo a la hora de mejorar la experiencia del usuario y, por extensión, deparar beneficios.
Puede generar contenidos más especializados en un perfil de comprador, emitir sugerencias de compra o ayudar a completar transacciones.
Para ello, se emplean chatbots, asistentes virtuales disponibles 24/7, se facilita la búsqueda por voz y visual o se optimiza la barra de búsqueda, entre otras posibilidades.
Geolocalización
Los sistemas de navegación incorporan IA, lo que explica que Google Maps sepa cuándo una carretera está cortada por obras o por algún suceso. Y lo hace en tiempo real.
En esencia, lo que se hace es aprovechar los datos geográficos, combinarlos y transformarlos para detectar nuevas funcionalidades y oportunidades de negocio.
Empresas especializadas ya se dedican a la predicción de incendios forestales, por ejemplo, para lo que trabajan con una ingente y variada cantidad de datos.
Robótica
Al unir robótica e inteligencia artificial podemos imaginar escenarios que, hasta ahora, han estado relegados a la ciencia ficción. Pero ya no.
Los robots que integran algoritmos propios de la IA no necesitan órdenes para tomar una decisión, porque el aprendizaje automático puede aprender y resolver problemas.
La mayoría de los robots aún no son tan inteligentes, pero en la vida cotidiana tenemos ejemplos que se le van pareciendo.
La aplicación del Internet de las Cosas ha conseguido que los electrodomésticos se puedan conectar y sincronizar, lo que facilita su manejo, más aún si entran en juego los asistentes de voz y no solo las apps móviles.
Estadística
El monitoreo del comportamiento del usuario/consumidor, por ejemplo es importante para obtener información sobre qué gusta, qué no y poder tomar decisiones al respecto.
La aplicación de la IA en este campo promueve un trabajo más efectivo en torno al manejo de datos útiles, lo que ayuda a reconfigurar estrategias.
Ciberseguridad
La IA también está aportando soluciones en este campo. A medida que el volumen de ciberataques crece y estos se hacen más complejo, con la IA los analistas pueden anticiparse a las amenazas.
Acceden a datos masivos contenidos en estudios, blogs o artículos, y muestran datos rápidos sobre alertas diarias que se pueden gestionar en tiempo récord. Es gracias a tecnologías asociadas a la propia IA, como el machine learning y el procesamiento del lenguaje.
Productividad
La clave está en la automatización de procesos que permite la IA. Las tareas repetitivas se pueden realizar de forma automática, sin intervención humana, a lo que suma su capacidad predictiva para ahorrar tiempo.
Se puede anticipar a los movimientos de trabajadores/as o clientes para marcar el itinerario y ganar fluidez.
Entretenimiento
La inteligencia artificial acapara mucho nuestra atención, por lo que su uso traspasa lo meramente utilitario y llega al ocio y el entretenimiento. Buen ejemplo de ello es la industria de videojuegos.
Es más, siempre se cita como acontecimiento histórico relevante, en lo que a tecnología se refiere, que Deep Blue de IBM ganara una partida de ajedrez al mejor jugador del mundo, Garry Kasparov.
El machine learning no solo gana a los jugadores, sino que mejora su experiencia en alianza con unidades de procesamiento gráfico y otros componentes.
Entre lo que está explotando últimamente está la generación procedural, que permite desarrollar partes diferentes en un mismo juego de forma automática y aleatoria.
Ventajas y desventajas del uso de la inteligencia artificial
Viendo los usos, es fácil intuir algunas de las ventajas de la IA:
- Automatiza procesos, lo que permite ahorrar tiempo, dinero y esfuerzos. Hay más espacio para potenciar la creatividad.
- Aumenta la precisión y previene los errores humanos, lo que aumenta la eficacia y la eficiencia.
- Ayuda a tomar decisiones coherentes, al aprovechar una cantidad tan grande de información que una persona no podría procesarla mecánicamente.
Pero la IA no trae recetas mágicas ni soluciones definitivas para todo. Viendo lo que puede hacer, es fácil caer en un exceso de tecnooptimismo que haga perder de vista las cuestiones éticas. Porque sí, la IA también conlleva riesgos:
- Por la falta de transparencia de los algoritmos. Los sistemas tienen sesgo de diversa índole, incluso raciales, que afectan a millones de ciudadanos.
- Por los bulos y falsedades que permite crear, y que hoy se extienden mucho antes de que se puedan demostrar falsos.
- Por un crecimiento descontrolado del uso que no permite una transición laboral de miles de trabajadores, que podrían verse sustituidos de la noche a la mañana. En 2023, expertos en IA reclamaron frenar la carrera sin control de los ChatGPT, por el crecimiento del número de tareas con las que puede competir con los humanos. Se necesita planificación y gestión para que no haya destrucción masiva de empleos.
Que los usos de la inteligencia artificial son extensos, y pueden resultar muy útiles, es un hecho.
Pero también lo es que un crecimiento descontrolado y carente de ética puede poner en un brete a las civilizaciones tal y como las conocemos, por lo que se necesita planificación y regulación.
